El miedo a los medicamentos psiquiátricos
De manera generalizada los psicofármacos o medicamentos psiquiátricos han sido relacionados a todo tipo de leyendas urbanas, estereotipos y estigma. La enfermedad mental es una de las condiciones médicas más rechazadas, lo que orilla a quien la padece a sentirse avergonzado de acudir con un especialista e incluso a tomar su medicación. Es la norma más que la excepción que los pacientes acudan con muchos prejuicios e inseguridades al consultorio del especialista en salud mental.
Nuestro país ocupa el segundo lugar en el mundo en discriminación hacia los enfermos mentales y solo uno de cada cinco mexicanos tiene acceso a un tratamiento especializado.
El miedo a los psicofármacos pudiera resumirse en dos factores principales:
La creencia falsa de que un medicamento nos hace débiles y nos priva de la oportunidad de solucionar la enfermedad por nuestros propios medios.
El estigma asociado a los efectos secundarios de los medicamentos. Estos fármacos con frecuencia son vistos por la población general como dañinos, adictivos, etc.
Durante décadas la medicina basada en la evidencia nos ha dicho que los tratamientos psicológicos y farmacológicos son formas muy efectivas de tratar los trastornos mentales. Sin embargo, existe una basta cantidad de información imprecisa y sesgada en los medios de comunicación que genera confusión en el público en general.
Tomemos el ejemplo de los antidepresivos, fármacos seguros y muy eficaces para tratar depresión moderada a grave y que pueden aliviar rápidamente síntomas de ansiedad y disfunción en 7 de cada 10 pacientes. Sin embargo, la primera inquietud que viene a la mente del paciente es “¿me volveré adicto o dependiente?”. Se trata de una idea común y falsa para la mayoría de los medicamentos psiquiátricos incluidos los antidepresivos, mismos que se pueden adquirir fácilmente en las farmacias sin necesidad de una receta médica (es decir, no son medicamentos controlados). El tratamiento promedio para un primer episodio depresivo moderado a grave tiene una duración aproximada de entre 6 meses a 1 año, pero la realidad nos dice que los medicamentos empiezan a surtir su efecto terapéutico desde la cuarta semana después de iniciados. El riesgo de recaída de síntomas si suspendemos el tratamiento de forma prematura es de casi un 80%, entonces ¿será que el medicamento nos generó una dependencia si lo suspendemos antes de lo indicado por el especialista?
Pongamos un ejemplo que puede parecer algo simplista. Si a consecuencia de un traumatismo un individuo sufre una fractura expuesta de fémur el tratamiento indicado en agudo sería una cirugía con colocación de material de osteosíntesis (clavos, placas, tornillos) para reducir la fractura. Sin embargo, el tratamiento estaría lejos de finalizar pues el especialista todavía nos estaría enviando a casa en silla de ruedas o muletas para favorecer la recuperación de los tejidos. Incluso una vez transcurrido un tiempo prudente, el paciente debería llevar como parte de su tratamiento un plan de rehabilitación física para recuperar el tono y la fuerza perdidos a consecuencia de la inmovilidad prolongada de la extremidad. ¿Qué pasaría si transcurridas unas semanas tras la cirugía el paciente decidiera abandonar las muletas y practicar actividad física? Probablemente tendría una complicación y una nueva fractura ¿Este suceso puede interpretarse como que el paciente desarrollo una adicción/dependencia a las muletas o la silla de ruedas?
Recuerda que el consumo de un medicamento prescrito por un especialista en salud mental (en este caso el psiquiatra) significa que el paciente obtiene un tratamiento que ha demostrado ser eficaz para tratar sus síntomas y que además el beneficio de tomarlo supera por mucho el riesgo (efectos adversos). Como todo tratamiento deberá tener unas indicaciones precisas y unos tiempos que deben respetarse.
Como regla general recuerda que todos los medicamentos son sustancias que han demostrado su efectividad en el tratamiento de las diferentes patologías psiquiátricas. Como todo no están exentos de producir efectos secundarios, pero en la mayoría de los casos estos serán leves y temporales a medida que tu cuerpo se acostumbra a la molécula en cuestión.